Con la finalidad de dar salida al vino de La Rioja hacia el puerto de Santander, a finales del siglo XVIII, la denominada Real Sociedad de la Rioja Castellana inició la construcción del conocido como Camino Viejo de Logroño a Fuenmayor que continuó más tarde hacia el puerto de Santander, pasando por Pancorbo y Encío y desde aquí hasta Frías por Cubilla y Valderrama, posiblemente siguiendo el antiguo trazado de una calzadilla romana utilizada durante la Edad Media. A pesar del esfuerzo realizado durante muchos años, este camino nunca llegó a ser una realidad. Como testimonio de esta construcción quedan en las cercanías de Valderrama restos de muros y algunas obras de drenaje transversal que recuerdan, por la técnica utilizada por los ingenieros de la Ilustración, a las obras de los romanos.
Lo que pudo haber sido la “carretera de los vinateros” nunca llegó a ser nada, pero la imaginación popular le ha atribuido una gran antigüedad, considerándola como una calzada romana. Su posible utilización a comienzos del siglo XIX por las tropas francesas que invadieron la Península ha motivado que sea conocida también como la calzada de Napoleón.